Un día fui a Houston 49 para comprar sodas para la bodega de Excel. Ya de salida, estando el carro bien lejos en el estacionamiento, que se deja caer la lluvia a todo lo que da.
Ese día no me lo esperaba. No había chocado como estaría el clima. No llevaba chaqueta y llevaba zapatos de tela, de esos que se moja bien fácil.
Esperé unos minutos para ver si la lluvia se calmaba pero sólo se venía más recio. En eso me dice la cajera que me pusiera bolsas de plástico en los pies para que no me mojara. Pero ni paso el segundo cuando viene Bautista, stocker, y se ofrece a mover mi carro para que no me tuviera que mojar.
No lo podía creer, y le dije “¿en serio?. Me quede en shock. Le di mis llaves, y en lo que movía mi carro sólo quede sonriente y muy agradecida. Gracias a él, no tuve que regresar al trabajo con pies mojados y no me enfermé.
Él no tenía que hacer eso, y aun así lo hizo. Estoy muy agradecida con él y espero que siempre lo tengamos como empleado por que ese tipo de acciones no cualquiera lo hace.
Pamela Murga
Recursos Humanos
El que no vive para servir, no sirve para vivir.
-Madre Teresa de Calcuta